Un desafío crucial del ser humano en la sociedad moderna consiste en compatibilizar en su agenda la creciente demanda laboral con sus tiempos personales, donde la familia cumple un lugar preponderante. La sensación de que el trabajo invade cada vez más las ocupaciones familiares, se está instalando en la mentalidad de muchos directivos de empresa, mientras la solución al dilema parece lejana. Como parte de un estudio internacional en 30 países de distintas culturas, en la Argentina, esta problemática se analiza en una investigación de la (IAE) llamado ConFyE (Conciliar Familia y Empresa).
Allí se encuestaron a más 350 directivos, mujeres y hombres, para analizar cuatro aspectos del conflicto: demanda laboral, demanda familiar, recursos que brinda la empresa para ayudar a afrontar la demanda familiar (recursos laborales) y los recursos de que disponen los directivos para paliar las demandas familiares (recursos familiares). Los ejecutivos perciben una alta demanda laboral. El 92 por ciento trabaja más de 40 horas y un promedio de 49,8 horas por semana. Sin embargo, los horarios extendidos no surgen por falta de elementos adecuados de trabajo, ni por falta de objetivos, capacitación, etc., sino, generalmente, por interrupciones evitables. La demanda familiar, en cambio, es un ámbito donde los directivos no perciben fuertes presiones. Sólo una minoría respondió que su familia les demandaba demasiado.
La familia suele adecuarse a otras prioridades. Y los ejecutivos utilizan muchos recursos personales para satisfacer las demandas familiares que, aunque no siempre son explícitas, siempre existen. El estudio reveló también que las empresas demandantes de mucho tiempo físico (y mental) a sus ejecutivos, suelen ofrecer pocos recursos necesarios para paliar las dificultades: trabajo a distancia, guarderías en la empresa o tantas otras alternativas pueden ser iniciativas de bajo costo que generen confianza e identificación por parte de los empleados. Se puede ver, en definitiva que, a pesar de un cierto grado de invasión de la actividad laboral sobre la familiar, en general existe un alto grado de satisfacción personal, laboral y familiar (superior al 80 por ciento). Es evidente que las personas nos vamos adecuado a los fines de las organizaciones donde convivimos. Y las que más nos demandan, más nos forman. Tanto tiempo buscando resultados concretos en la empresa ha desdibujado un poco nuestras responsabilidades en otros medios donde actuamos.
Acciones orientadas a resultados inmediatos que pueden llegar a instrumentalizar al hombre, versus los objetivos que surgen en un ámbito de desarrollo y contención personal, producen un quiebre que invita a repensar los fines. ¿Lamenta que los compromisos laborales lo obliguen a resignar tiempo con su familia? No se preocupe, usted no es el único. Un reciente estudio indica que los ejecutivos argentinos trabajan demasiado. Según Guillermo Fraile (IAE), los proyectos familiares pueden ser compatibles con los laborales. Pero todavía queda mucho por hacer.. La empresa en sí misma necesita de resultados para su sustentabilidad y crecimiento. Pero el fin debe ser mucho más abarcativo que la utilidad y orientarse también, a satisfacer necesidades fundamentales de quienes componen la organización. En definitiva, volviendo a la pregunta inicial: ¿existe una verdadera disyuntiva entre familia y empresa? La respuesta es negativa.
Un alto rendimiento laboral no debe significar un sacrificio del tiempo dedicado a la familia. Las familias de los empleados son también elementos clave en el desarrollo estratégico de las empresas, al igual que los accionistas, los proveedores y los clientes. El desafío pendiente es, pues, lograr que los proyectos laborales puedan formar parte de un proyecto familiar, y viceversa. De este modo, el desarrollo de mujeres y hombres será más armónico, para el bien de las empresas y de la sociedad en su conjunto.
Por Guillermo Fraile (IAE) Personal Coach grupo A3F Santa Cruz